El cantor de
Jazz, la película pionera del cine sonoro, fue premiada con un premio
honorífico en los Premios de la Academia de las Artes y las Ciencias
Cinematográficas de Hollywood. Pero los verdaderos reyes seguían siendo los
cómicos mudos.
El 16 de mayo de
1929, en el Hollywood Roosevelt Hotel, el mundo del cine otorgó un premio
enorme a Charles Chaplin. Sus trabajos en la película “El circo” le hicieron
merecedor de un premio honorífico por su “versatilidad y genialidad al
escribir, actuar, dirigir y producir” la película.
Difícilmente
caben más aspectos de una película en una sola persona: escribir, dirigir,
actuar, producir… y seguro que algo más hizo. Cualquier cosa menos hablar, ya
que fue una película muda.
Pero Chaplin
demostró que tampoco se le daba mal el sonido. En 1952 hizo Candilejas, pero la
condición de los premios de la Academia que obliga a las películas premiadas a
haber sido proyectadas en cine retrasó la cuestión hasta 1973. Fue aquel año
cuando Chaplin recibió un Oscar por la banda sonora de la película. Seguimos
sumando facetas del cine que dominaba el genio del bigote, el bombín y el
bastón.
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