Brigitte Bardot nació un 28 de septiembre de 1934 en París.
Hija de una familia de clase media, su
padre era directivo de una empresa
industrial y su mamá se dedicaba a organizar desfiles en una casa de modas;
esto ayudó a la pequeña Brigitte a destacarse en las pasarelas, desde muy
temprano.
Luego, en la adolescencia, Brigitte Bardot estudiaba en el
Conservatorio Nacional de Danza con Boris Kniaseff. Apenas con 15 años conoció
a un joven guionista y ayudante de dirección, Roger Vadim, con quien vivió su
primer y apasionado amor. Fue una historia difícil la que vivieron los dos.
Ella quería casarse antes de los 18 años y su padre se lo impidió. Se sabe que
el día en que Roger fue a pedirle la mano, el padre de Brigitte lo esperó con
un revólver en su escritorio y lo echó de su casa. Finalmente se casaron un 20
de diciembre de 1952 en el Registro Civil del distrito de Auteuil en París. Al
año siguiente, ya era una estrella de moda.
Cuando tenía 45 años, la prensa francesa le contabilizaba 42
amantes. Entre estos podemos nombrar al cantante Gilbert Becaud (al dejarla por
su esposa intentó suicidarse), el músico Sacha Distel o el actor Jacques
Charrier (con quien se casó y tuvo un hijo el 11 de enero de 1960 llamado
Nicholas). Al poco tiempo estuvo con el actor Sami Frey, por quien estuvo al
filo de la muerte cuando se separaron, al igual que el mismo Sami, que intentó
quitarse la vida. Muchos romances son los que formaron parte de su vida.
A los 39 años se retiró del cine. Para entonces había
filmado más de 60 películas, y su figura entera había sido fotografiada unas 60
mil veces. Sus gestos, tan personales, estaban llenos de una sensualidad
diferente, que no dejaba a nadie afuera; parecía buscar complicidad y picardías
en el espectador. Su cuerpo hablaba en las fotografías, demostrando diversos
mensajes continuamente.
Brigitte representó un movimiento hacia la libertad femenina
que acaparó los años 60 en Francia. Pero claro, Brigitte sentiría un abismo de
libertad que le producía manifestarse graciosa, simpática, hasta sensual, para
no sentirse tan sola. Todo provenía de una gran necesidad de afecto, lleno de
desgarradoras depresiones que ocasionalmente la llevaron a intentar varias
veces quitarse la vida. Cuando cumplió 50 años dijo: "Lo difícil no es
vivir; lo difícil es sobrevivir". Para entonces los animales llenaban su
vida.
En 1962 accedió a contar su vida en televisión. Estallaron
las mediciones de audiencia. El mito, pese a los años, no había muerto.
Brigitte poseía en su casa, La Mandrague, en la costa del Mediterráneo, una
colección de animales recogidos o comprados a sus expropietarios, que los
maltrataban: un asno, siete perros, sesenta gatos, tres cabras... Hasta hace
poco contribuían a paliar su soledad. "Sé lo que es vivir sin amor",
dijo. "Sé lo que es necesitar que nos abracen, y despertar a solas en mi
cuarto".
Hoy, con 67 años, ya no está sola por las noches. Disfruta
de su último matrimonio con Bernard D'Ormale, un político de ideas discutidas
en Francia; la protege de esa soledad aterradora que recorrió toda su vida y le
ha devuelto las primaveras que creyó perdidas.
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